Los excesos gratuitos en consumo de energía no son sólo un problema ecológico. También perjudican a los desfavorecidos porque presionan al alza los precios de los combustibles y la electricidad. Por culpa de ellos, hay gente que deja de poder pagar la luz, la calefacción o el desplazamiento al trabajo.

En este blog hay una entrada (12/11) sobre recientes revueltas populares en países tan distintos como Francia y Ecuador, que comparten origen: el aumento del precio de los combustibles. Lo mismo acaba de pasar en lugares tan alejados como Irán y Chile. Los que defendemos la reducción de emisiones innecesarias, no podemos olvidar la dramática situación de los más desfavorecidos.

También por esa razón, son necesarios gestos públicos que envíen un mensaje claro de que es urgente frenar el gasto de energía eléctrica con fines meramente ornamentales.

Apaguemos todas las luces de Navidad el próximo día 13, el ecoblackfriday, también las de nuestras casas. Los asistentes a la Cumbre deben sentir que la gente está dispuesta a presionarlos para que ataquen de verdad los problemas.

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