La gente se echa a la calle en Cuba pidiendo libertad, están artos de las promesas comunistas, faltan alimentos y medicinas, crece la censura de internet, se limita el suministro eléctrico… Por la presencia de cubanos en España y en Miami, donde son un lobby poderoso, conocemos bastante bien lo que allí pasa. La foto es de una manifestación de apoyo a la libertad en Cuba celebrada el lunes en Coruña, un puerto que comerció mucho con la isla durante dos siglos y que la sigue sintiendo muy próxima. Sufren grandes penurias desde que se hundió el comunismo en Rusia, su sostén real durante los primeros 30 años de la “revolución”, agravadas por la pandemia y la delicada situación de Venezuela, su principal apoyo ahora, cuya dictadura “bolivariana” también lo está pasando mal, a pesar de contar con asesores cubanos, o quizá por eso. China aún les ayuda para evitar la evolución hacia un estado de derecho.

Corea del Norte, que aprovechó la pandemia para cerrarse aún más, está en situación equiparable: grave escasez de alimentos y productos básicos. De allí sale poca información, es un agujero negro que vive del apoyo de su vecina China con la que canaliza el 90% de su comercio exterior. El auge de Corea del Sur prueba que los coreanos tienen mucha capacidad de desarrollo. Es un ejemplo que les martiriza y tiende a agrietar una división artificial creada, hace este mes 68 años, para terminar una guerra. El líder supremo, el ridículo gordo que heredó el mando de su padre, reconoce que están en crisis y probablemente realizará una nueva purga para echar la culpa a otros. Las fotos que se hacen, como la que reproduzco al final, son patéticas, ni siquiera se distinguen dirigentes femeninos, de puro antiguos que son.

Todo aquello que nos querían vender como base de la salvación humana “la propiedad pública de los medios de producción” es un fracaso total. Los aparatos burocráticos son los peores gestores de estructuras económicas, en gran parte porque sólo se preocupan de sí mismos y tienden a padecer una enfermedad , que en mi libro bautizo como “mediocridad invasiva”, tanto más virulenta cuanto mayor es el aparato. No tiene cura, sólo el tratamiento paliativo de mantener las burocracias lo más pequeñas que se pueda. La recomendación  también vale para las empresas privadas, éstas tienen la ventaja de que desaparecen si llegan demasiados mediocres a puestos de decisión, las públicas tienden a hacerse eternas.

Cuba y Corea del Norte son países pequeños pegados a zonas de éxito de la democracia y los mercados. Eso complica su evolución hacia la apertura política y económica porque sus dictaduras le echan la culpa al imperialismo capitalista de todos sus problemas. Hay que ayudarles, la Humanidad debe olvidar la pesadilla de un sistema económico que para muchos llegó a convertirse en una religión y cuyo mérito se limita a igualar la pobreza, salvo para los dirigentes del aparato por supuesto. Sin el apoyo de la estrategia planetaria de China los residuos comunistas caerían solos.

El gigante asiático ya no tiene un sistema real de economía centralizada, aunque a veces lo echa de menos su sistema totalitario, una variante de fascismo fundada hace ahora 100 años cuando esas ideologías estaban de moda. Mezclada con las celebraciones del centenario, de estética totalitaria como nos tienen acostumbrados, hemos conocido la noticia de que el gobierno chino apretaba el control sobre algunas empresas tecnológicas emergentes ( Didi, Boss Zhipin, Yunmanman, Huochebang…). Alegan razones de competencia, pero, en el fondo, sienten vértigo de la pérdida del control extremo que quieren ejercer y que, como comprueban cada día, es complicado de mantener porque necesitan que funcione su economía de mercado.

El comunismo sólo deja detrás nacionalismo y autoritarismo, incluida la subordinación de las mujeres como siempre pasa en estos casos. Se ve también en la Rusia que dirige un autócrata proveniente de la vieja KGB y en las políticas de algunos países miembros de la UE como Hungría o Polonia. Una herencia que cuesta olvidar y amenaza a todos los que aman la libertad. 

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