Sus dos miembros más poderosos comparten deseos similares: combatir la democracia y anexionar territorios vecinos. Hace un mes (entrada 12/01) se convocaban en Managua para celebrar la reelección de un mandatario permanente. Ahora se vieron en Pekín para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de China, el país del socio más poderoso.

Las dos personas de la foto representan el mayor peligro para que el mundo evolucione hacia un futuro más equilibrado y menos agresivo. Para lograrlo, hace falta la participación de todos e instituciones que preserven la libertad, empezando por la de expresión, la que más cabrea a los autoritarios. La parte posterior de la foto oficial está llena de banderitas. El deseo de asegurar el sometimiento de los pueblos requiere de las competencias del estado nación en su expresión más peligrosa: xenófobo y expansionista.

En coherencia con su instinto de poder, la principal ocupación de ambos, digan lo que digan, es combatir a la democracia, que exige renovación periódica de dirigentes, y a la Unión Europea, el primer intento de superar las limitaciones del estado nación, que la propia Europa había creado. Xi Jin Ping y Putin atacan por todos los medios las instituciones abiertas y azuzan el nacionalismo interno con reivindicaciones territoriales, ahora sobre Taiwan y Ucrania. Si consiguen anexionarlas se inventarán otras.

El líder chino ambiciona el liderazgo mundial. Al ruso, a pesar de su chulería, le llega con aguantar en el cargo y superar los problemas económicos del país. Tienen intereses diferentes, pero se apoyan cuando les viene bien y ayudan a todos los miembros del totalitarismo vitalicio.

Lo primero que habría que exigirles a los protagonistas de esta entrada es que hicieran caso de lo que significan unos Juegos Olímpicos, algo más que deporte y propaganda nacionalista. Los griegos las crearon y, ya en el siglo VIII AC, establecieron una tradición de tregua durante el período en que se celebraban. Empezaba una semana antes de los Juegos y terminaba una después con objeto de que los atletas pudieran desplazarse sin problemas, las competiciones deportivas discurrieran en paz y dieran pie a una reflexión sobre lo innecesario de la violencia.

Con objeto de apaciguar los conflictos que enfrentaban a los países de la antigua Yugoslavia, el Comité Olímpico Internacional acordó declarar la tregua olímpica, por primera vez en su era moderna, para nuestra gran Olimpiada, Barcelona 92. Este acuerdo recibió el respaldo de la ONU, el año siguiente, con la resolución 48/11 de su Asamblea General, que pide a todos sus miembros respetar estas treguas. En la UE aún tomamos en consideración las ideas que aquellos griegos legaron: la actividad comercial como base de la coordinación entre Estados y sustento de la democracia. Los Estados que albergan a un dictador expansionista no son adecuados para celebrar Juegos Olímpicos, que habrían de servir para rebajar tensiones militares..

Los países democráticos deben seguir promoviendo el desarrollo de las libertades y específicamente la de prensa que nos permite conocer lo que pasa. Necesitan combinar diplomacia con sanciones económicas y cuidar el adecuado funcionamiento de las propias democracias y de las instituciones internacionales y sus resoluciones. En el plano personal siempre recomiendo no consumir productos con marcas de países totalitarios y procurar no visitarlos. Un boicot extendido les recomendaría moderar sus instintos. El epílogo del libro se titula “Todos somos necesarios”, que nadie piense que estas cosas no le afectan o que no puede hacer nada para combatirlas.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *