Dos desfiles: Trump, LGTBI

4 DE JULIO, DESFILE FRUSTRADO EN WASHINGTON

El Presidente Trump quería que el pasado pareciera futuro y, como eso no es fácil, se quedó en un apaño sin gracia. Pretendía celebrar un gran desfile militar con motivo de la fiesta nacional de Estados Unidos y le salió una chapuza con estética de los años cincuenta (tanques a los lados, aviones en el cielo…).

Es normal, montar un desfile a lo bestia requiere práctica y medios. Práctica como la que tienen los dirigentes vocacionalmente autocráticos o totalitarios sin más, como Putin, Erdogan o Xi Jingping. Las fiestas militares con participación de grandes masas de gente son propias de países fascistas. Y en cuanto a los medios, Trump preside un Estado de tradición sajona donde lo de tirar dinero no está bien visto y tiene que superar bastantes controles. Se quedó en un quiero y no puedo.

A él le había maravillado el espectáculo que presenció en París el año pasado, cuando fue invitado a los actos de la fiesta nacional francesa y quería organizar algo parecido. Francia es casi el único Estado democrático que aún hace un gran desfile patriótico, de acuerdo con su tradición liberal jacobina. En nuestro estado vecino del norte aún tiene un gran peso el aparato central al que el creador de la 5ª República, el general De Gaulle, añadió espíritu militar. Además, la tradición católica tiende a tolerar mejor el dispendio en espectáculos litúrgicos. En realidad, y a pesar de las apariencias, Francia está bastante desesperada porque su Estado gasta demasiado y les gustaría hacerlo más flexible. Pero cuesta, los altos funcionarios siguen mandando mucho allí.

La exhibición de fuerza militar es cosa de otros tiempos. Sin embargo, como explico en el libro, los aspirantes a volver hacia atrás, a cerrase en fronteras y expulsar a los extranjeros pobres, tienen características comunes: combaten el comercio y aumentan el gasto militar. Esto ya ocurrió antes, está empezando a pasar ahora y tiende a acabar mal.

Por último, a los dirigentes vocacionalmente autoritarios les gusta cultivar un perfil de macho alfa. No hay más que ver las fotos que difunde Valerin Putin haciendo deporte en camiseta, presumiendo de torso y músculos.

5 DE JULIO, ÉXITO DEL DESFILE EN MADRID

La fiesta del movimiento LGTBI en la capital de España ha sido impresionante. Hubo mucha gente, reivindicaron sus derechos, el desfile estuvo bien organizado y se lo pasaron bien. Son la antítesis del macho alfa, representan el mundo hacia el que parece que caminamos. En él, las preocupaciones por someter a rígidas reglas morales y legales las costumbres conectadas con la reproducción de la especie pierden relevancia porque la humanidad tiene exceso de ejemplares, que cada vez consumen más y presionan la sostenibilidad del planeta. Lo que representa una oportunidad histórica para que la orientación sexual de cada uno deje de ser la base de persecuciones y discriminaciones.

Aún les queda mucho trabajo por hacer, tanto a los representantes del movimiento LGTBI como a las feministas, para superar prejuicios, tener igualdad de oportunidades y librarse de la violencia. Pero sus desfiles tienen éxito porque conectan con un mundo más abierto, diverso y tolerante.

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