El caso de la compañía más valiosa del mundo (un billón de dólares, de los nuestros), la tecnológica Apple, obliga a reflexionar en serio sobre las excesivas acumulaciones de poder. Su política es confinar al usuario, darle todos los servicios para que no tenga que acudir a ningún otro proveedor tecnológico. Aspira a ser monopolista y eso la hace peligrosa, al que atrapa ya no le suelta y le lleva a usar todo lo que va necesitando: hardware, software, buscador, sistema de pago, tienda on line…    

A veces se pasa mucho y los tribunales tienen que pararle los pies. Hace unos días, un juez federal de California les ha obligado a  admitir sistemas de pago distintos a los suyos para adquirir desarrollos de aplicaciones de terceros en su Apple Store. No les ha gustado nada, pero su cofradía de adictos se olvidará pronto de los titulares negativos provocados por esa sentencia. Este mes, lanzan un nuevo iPhone, su producto estrella, con importantes avances, como una cámara muy mejorada y una opción de memoria de un terabyte, suficiente para almacenar todas las fotos que puede hacer en su vida un usuario normal.  

La acumulación de poder en el mercado casi siempre tiene que ver con una ineficiente aplicación de las medidas que defienden una competencia equilibrada. El caso de las grandes tecnológicas es hoy el más evidente. En algunas ocasiones, se trata de que no abusen del peso que tienen en un producto concreto. Hay sentencias condenatorias a Google o a Amazon por marginar deliberadamente a competidores

Preocupa la enorme capacidad financiera que tienen, que les permiten adquirir competidores o invertir sumas gigantescas en nuevos desarrollos. En la primera situación está Facebook que se puede permitir la compra de Instagram o WhatsApp. Cuando se dispone de mucho dinero es más fácil comprar que competir.  Me he referido a ello en ocasiones anteriores, la primera (4/10/19) al defender la propuesta de la candidata Elisabeth Warren en las primarias de Partido Demócrata. En su programa estaba lo que acuñé como Zuc-ker-berg: dividir Facebook en tres compañías independientes. Tiene todo el sentido y los norteamericanos, que conocen bien los intentos de control de los mercados, están en camino de hacerlo, aunque les será difícil porque saben resistirse. Se evitarían tentaciones como las que han provocado alguna sentencia en contra de Facebook por acumular los datos de las tres redes para aumentar su poder de control y manipulación de las personas. A veces vende esa información a terceros, por ejemplo, a los servicios secretos rusos para influir en las elecciones de EEUU (caso Cambridge Analytica).

La otra línea es invertir decenas de miles de millones de dólares en desarrollar sistemas propios que eviten el uso de soluciones de otros. Es el caso de Apple. Deberíamos también hablar de Ap-ple, porque no tiene sentido que seas el dueño de las autopistas, de las fábricas de coches y de las gasolineras. Hay que dividirla, ninguna empresa debería poder producir hardware y software de uso general, o una cosa o la otra. Lo que consigue es el control total del espacio que ocupa eliminando a posibles competidores, aunque aleguen, con fundamento teórico, que lo que quieren es asegurar la calidad de los productos.

Son políticas básicas de regulación de mercado, que sería preciso aplicar a rajatabla para evitar excesos del poder del dinero, que aquí tiende a confluir con el poder de la información. Una adición muy preocupante para los que defendemos las libertades, la diversidad y la igualdad de oportunidades, porque la sana competencia protege esos valores. Las nuevas escalas de los mercados hacen difícil que los Estados, por si solos, puedan pelear con estos monstruos. En parte, porque en muchos casos se trata de “campeones nacionales” que crean muchos puestos de trabajo en su país de base. Un motivo más para reivindicar la importancia de los acuerdos y las instancias internacionales.

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2 comentarios

  1. Estados Unidos es un MUY MAL REGULADOR. Defienden la economía ultraliberal que, en mi opinión, es ANTIDEMOCRATICA. Pero la tendencia a la AVARICIA parece ser más fuerte que las convicciones ideológicas de las DEMOCRACIAS LIBERALES. En época de Franklin D. Roosvelt se podría emprender un trocamiento de dichas compañías sería posible. Hoy en día parece imposible. El único país con capacidad suficiente para domesticar a las tecnológicas es el próximo imperio : CHINA

    1. El poder de los lobbies complica la aplicación del marco legal, los EEUU tienen experiencia en proteger la competencia, aunque no siempre se consigue, siempre es difícil. Al gobierno chino le importa un pepino la competencia, sólo le obsesiona controlar todo e intentar usar los datos de las tecnológicas para vigilar y manipular a sus ciudadanos (o como les llamen) y a los de otros países si puede.

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