El blog cumple ahora cinco años. Usa los mismos instrumentos con los que mi ensayo analiza los problemas para las libertades democráticas en tiempos en que los acumuladores de poder son cada vez más grandes y difíciles de controlar. Mientras siga escribiéndolo, mis lectores accederán a valoraciones que intentan no quedarse en la superficie. Me interesan las corrientes de fondo, las que provocan que avancemos o retrocedamos en la adaptación de nuestra especie a una situación muy diferente a épocas anteriores. Somos muchos, estamos muy conectados, consumimos cada vez más, ponemos en riesgo la salud de la atmósfera que nos permite seguir respirando y los sistemas institucionales que nos agrupan son de otros tiempos, necesitan adaptarse. Sobre todo, para controlar mejor a los monstruos de poder que quieren dirigirnos, como explica el libro que me sirve de base. Hace falta cambiar, aunque se pongan nerviosos los que quieren seguir como siempre.
Merece la pena recordar cosas que ocurrieron tras haberlas adelantado aquí. Hoy va de un viejo sátrapa que protagonizó la primera entrada del blog (24/6/19 “Erdogán retrocede”). Analizaba entonces que su exceso de nacionalismo, con mucho peso de la religión musulmana, le había llevado a perder el gobierno de la principal ciudad del país, que es también la más europea, Estambul. Lo perdió dos veces, porque obligó a repetir unas elecciones municipales que le eran desfavorables, pero su partido volvió a perder y anunciaba un lento declive.
En abril de este año volvíamos sobre el tema con un artículo que empezaba así: “Afortunadamente aún se celebran elecciones libres en Turquía, donde el Presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha hecho toda clase de maniobras para tener un poder absoluto. Como su colega Putin, primero fue primer ministro (11 años) y, después, Presidente, un cargo al que dotó de muchas competencias ejecutivas, mediante una reforma constitucional a su medida y en el que está empezando su segundo mandato de 5 años, el máximo posible en Turquía. El domingo 31 de marzo se celebraron allí nuevas elecciones municipales y su partido, Justicia y Desarrollo (AKP), fue el gran derrotado. Su principal rival, el Partido Republicano del Pueblo (PRP) de tendencia socialdemócrata, consiguió mantener las dos alcaldías más relevantes, Estambul y Ankara, y añadió las de otras cuatro ciudades de las diez más importantes, antes feudos conservadores. El AKP sólo mantuvo tres de ellas y la otra fue a manos del partido islamista YRP”.
El fundador del PRP, Mustafá Kemal Atatürk, expulsó al último sultán hace un siglo y puso las bases de la Turquía moderna. Hoy ese partido se dispone a terminar con el reinado del nuevo sultán. No todo está perdido frente a los populistas, en alza en muchos países como acabamos de ver en las recientes elecciones europeas, si se consigue mantener un nivel operativo de las libertades democráticas y la gente puede comprobar que se les va la fuerza por la boca y acaban llevándonos a situaciones peligrosas. En la anterior entrada, hablábamos de otro líder nacionalista, en este caso anti musulmán, el indio Narendra Modi que ha perdido la mayoría parlamentaria en junio y tiene que gobernar en coalición, por primera vez desde que llegó al poder en 2014. No es una casualidad que los líderes más nacionalistas tengan un perfil marcadamente religioso. Ahora a Modi y a Erdogán se les oye menos, aunque seguirán dando guerra.
Cumple hoy felicitarte por los cinco años de vida del blog y expresar el sentido deseo de que puedan ser muchos más. No hay que ponerle límites a la Providencia.
Te refieres en esta ocasión a la necesidad de potenciar las capacidades de adaptación a/en un mundo cambiante.
Conceptualmente el tema ofrece pocas dudas, pero no parece ocioso prevenir que los cambios sean para conducir a mejoras objetivas y no vayan en sentido contrario, como en ocasiones viene sucediendo con no pocos escenarios y líderes, a los que nuestro país no es totalmente ajeno. Lo de adaptarse no falta quien lo entiende como la convergencia de los demás
(no ya con los principios, de los que pudiera carecerse) si no con la conveniencia de cada quien.
También los «opinantes de a pie» deberían tener en cuenta
dichas buenas prácticas (por decirlo de algún modo) huyendo de prejuicios maniqueos, no siempre ni suficientemente justificados, que parecen negar cualquier tipo de evolución positiva en unos casos, mientras ven méritos inexistentes en otros.
En fin, ojo con lo de la viga y la paja.
Tus comentarios en el sentido de prudencia, son bien recibidos. Las circunstancias en que vive la Humanidad son muy diferentes a las de hace un siglo: no hay imperios coloniales, aunque algunos intenten reconstruirlos, vivimos muy en contacto, somos más de 8.000 millones, la producción de bienes es muchísimo más elevada, el planeta tiene problemas de sobreexplotación…El último capítulo (Más allá del Estado nación) del libro de referencia aborda esos problemas de cambio institucional que el marco social demanda, el miedo a un cambio importante es normal pero parece que deberíamos hacer algo. La UE es un primer intento de superar limitaciones de los estados, pero eso no parece preocupar a los muy nacionalistas, que quieren volver atrás. Por no hablar de los países más grandes que no ven necesidad de asociarse y quieren hacer lo que sus intereses les dictan. Hay muchas tensiones. Espero que tengamos sentido común para cambiar con cabeza, el libro y el blog intentan ayudar a ello..
No veo mucha relación entre mi comentario y el que tu añades, pero tampoco es cosa de insistir ni uno ni otro en lo ya dicho. No es cuestión de estar más o menos de acuerdo cuando se trata sobre cuestiones distintas entre si.
¿De donde vienes?. Manzanas traigo.