La foto es de la madrugada del día 5. Un accidente por choque frontal entre dos coches. En uno huían, circulando en sentido contrario, tres ladrones que habían intentado robar una farmacia, sin éxito porque no consiguieron abrir la caja fuerte. El otro lo conducía un inspector de policía que volvía a casa después de su trabajo. Los cuatro murieron. La causa son los billetes. Los que atracan buscan billetes o algo que puedan vender a cambio de papel moneda.
Una semana antes, ya dentro del puerto de la Restrinja en El Hierro, perdieron la vida dos mujeres y tres niñas al volcar el cayuco sobrecargado en el que esperaban desembarcar, casi lo consiguieron. No habría tráfico ilegal de emigrantes sin billetes, y no ascendería tanto la ultraderecha aficionada a levantar fronteras.
Dos ejemplos de las decenas de miles de personas que mueren cada año o son esclavizadas, sobre todo mujeres, por mafias diversas y también grupos terroristas. Empecé a pensar en esto cuando fui consciente de que los medios de pago se estaban digitalizando y de que no hubiera existido ETA (853 muertos, 2.632 heridos, 86 secuestrados…) sin que el papel moneda les hubiera permitido vivir de atracar bancos o extorsionar personas. Me sorprende mucho que aún no hayamos sacado consecuencias de las oportunidades que se abren en este campo.
Pero, en cuanto se intenta debatir sobe el tema, aparecen amantes del efectivo, ayudados por los medios a difundir temores irracionales y apoyados, más o menos directamente, por políticos y partidos que cobran en B (lo estamos viendo estos días, otra vez), evasores fiscales, empresas de seguridad y bancos centrales que viven como reyes haciendo la vida fácil a todo tipo de actividades ilegales.
Va siendo hora de tomarse en serio la oportunidad de vivir mejor, con menos impuestos y gasto público, y más tranquilos. En España, lo he comentado aquí y en algún medio, la economía va bien porque los españoles, veteranos usuarios de las tarjetas, cada vez pagamos menos en efectivo. Como consecuencia, el crecimiento económico, las mejoras en recaudación de impuestos y cuotas de la seguridad social son en gran parte afloramiento de economía sumergida, no mérito del gobierno que se vanagloria. Una muestra de que eliminar un sistema de pago de otros tiempos es una oportunidad histórica para mejorar nuestra calidad de vida. Deberíamos no aplazarla más y seguir el camino de los países nórdicos.
Y no me vengan con tópicos, los medios electrónicos son mejores que los billetes en caso de caída de energía, si sus emisores espabilan. Hay tpvs con batería y capacidad de registrar las operaciones hasta volver a conectarse y, entonces, transmitirlas. Las tarjetas tienen chip, donde guardar un límite de crédito o un saldo transferido de la cuenta del titular, en lugar de retirar el incómodo y peligroso efectivo. Así funcionaban, off-line, los primeros cajeros que llegaron hace medio siglo.
El que quiera que el emisor no sepa en que se gasta los cuartos puede adquirir tarjetas prepagadas y usarlas. Me da mucha pena que siga habiendo tanta muerte, tanta miseria, tantas personas esclavizadas por las drogas o las redes de prostitución, cuando se podría evitar en su mayor parte. Lo que he descrito se aborda con más amplitud en el libro cuya portada reproduzco.
