Una rectificación alegre porque coincide con la lógica del transporte y asegura rentabilidad a la inversión. El día 5 lamentaba aquí que, según información recogida en medios, el gobierno portugués habría cambiado sus prioridades y ponía la conexión por alta velocidad entre Lisboa y Madrid por delante de la del eje atlántico. Nos engañó el show de la presidenta de Madrid y el alcalde de Lisboa, en enero, pidiendo ese cambio. Lo que parecía confirmarse por varias razones: los contactos en Bruselas del regidor lisboeta, que había ocupado allí altos cargos, el cambio de gobierno en Portugal, en manos ahora del mismo partido que rige la capital, la preferencia de nuestro ministerio por todo lo radial y la mayor facilidad de construir tendidos en zonas llanas y poco habitadas, aunque tengan escasa utilidad.
Pero el nuevo Gobierno portugués ha decidido no modificar la línea de los anteriores y mantener la conexión con Galicia como objetivo principal de su política de inversiones en ferrocarril. Probablemente tuvieron dudas que explican el tiempo que han tardado en aclarar su postura, la presión de las capitales se dejó sentir. Hemos conocido su decisión, por la comparecencia de nuestro ministro de transportes en el Senado, el pasado día 22, para hablar de lo problemas que está teniendo Renfe.
Durante su intervención, Oscar Puente informó que Portugal mantenía su apuesta por articular con un ferrocarril moderno el eje de ciudades, puertos, aeropuertos, polígonos industriales y plataformas logísticas de la costa atlántica peninsular, que agrupan a 10 millones de habitantes de Lisboa hacia el norte. Explicó la razón de la postura de nuestros vecinos: “La cornisa atlántica de la Península es su territorio más poblado, más incluso que el corredor mediterráneo”. Por eso la Unión Europea, que conoce la lógica económica de ese medio de transporte, está dispuesta a apoyar claramente la conexión gallego-portuguesa. Lisboa lo sabe y, como necesita fondos europeos para modernizar un sistema ferroviario muy avejentado, superó las dudas y continuó en la línea lógica.
Nuestro ministro añadió que España no es consciente de la importancia de la cornisa atlántica. Se debería referir a Madrid, porque en Galicia lo tenemos claro, la desaparición de la frontera sur por la entrada en la UE nos ha impulsado a liderar el crecimiento económico del país. También en Cataluña se sienten postergados por la lentitud en la conexión AVE del eje mediterráneo. A pesar de todo, se mantiene nuestra política inversora en ferrocarril, que dilapida fondos en apuestas poco rentables que además no sirven para transportar mercancías-. El Sr. Puente tranquilizó al Senado diciendo que su ministerio seguía dando prioridad a la conexión Madrid-Lisboa. El centralismo impera por encima de criterios razonables de inversión y de lo que necesitan las periferias atlántica y mediterránea. La Xunta, que, aunque ha tardado, ya está interviniendo en defensa de Galicia en este delicado asunto, deberá estar muy atenta para que se cumplan plazos y no nos vuelvan a marginar.
Cuando escribo esto, me viene a la memoria el disco, que ahora cumple 40 años, del grupo vigués Siniestro Total: “Menos mal que nos queda Portugal”, una expresión popular en Galicia desde antes, que se usaba cuando las políticas del Estado nos olvidaban. Necesitamos más visión ibérica.