Hemos alcanzado los ocho mil millones de personas sobre el planeta. Habíamos necesitado unos 40.000 años para llegar a los primeros 1.000 millones, en torno a 1800. Los últimos mil los crecimos en sólo 11 años. Al llegar a esa cifra, 31 de octubre de 2011, la prensa informaba de que, según las previsiones de entonces, llegaríamos a 8.000 en junio del 2025. Se quedaron cortos. Este es el origen de mis preocupaciones, el volumen de la Humanidad, acompañado de una gran expansión económica. Reproduzco el primer párrafo de mi ensayo:  

El fuerte crecimiento de la población y de la economía que se registra desde hace doscientos años crea condiciones sociales muy diferentes a las de tiempos históricos anteriores. La principal característica del nuevo entorno es la escala, la dimensión de la Humanidad. A mediados de siglo, siguiendo las previsiones más fiables, estaremos sobre la Tierra cerca de 10.000 millones de personas, contra los casi 1000 que había en 1800. Si a esto añadimos el crecimiento de la producción por persona, nos encontraremos con que 250 años después habrá una economía de un tamaño que puede ser 250 veces más grande que la de aquellos momentos.

Es un ensayo sobre la adaptación de nuestras costumbres y forma de organizarnos para no ser aplastados por el éxito de la especie, que es la base de nuestros problemas más graves como el calentamiento global que estos días moviliza a todos los Estados, reunidos en Egipto para el COP27 de la ONU. Es lo más evidente. Pero, para solucionarlo, no llega con medidas paliativas. Hacen falta cambios en usos e instituciones.

Exige, por ejemplo, la liberación de las mujeres del excesivo peso de la función maternal, muy vinculada a tradiciones religiosas manejadas por hombres. Dedico a su situación uno de los cinco capítulos del libro. Allí y en este blog he escrito que su nivel de libertad y, más concretamente, la legislación sobre el aborto marca la calidad democrática de un país. Pero los hábitos reproductivos, incorporados a creencias de otros tiempos, siguen justificando la oposición a esta liberación. Las mujeres se resisten, su lucha es la de todos. Lo estamos viendo en Irán, pero también en los EEUU, donde su voto ha ayudado a que no triunfen en las últimas elecciones los que han eliminado el derecho constitucional al aborto en las primeras semanas del embarazo.

Es la libertad la que nos permite defendernos de los excesos de los tres grandes acumuladores de poder (los aparatos políticos-burocráticos, el dinero y el manejo de información). Ellos son otros tres capítulos del ensayo. El últimos va de la necesidad de superar el marco del estado nación, sistema de base de toda nuestra organización colectiva, rebasado por las dimensiones de la Humanidad y su nivel de interconexión.  Nos frena la creciente capacidad de los poderosos de bloquear cualquier cosa que les pueda perjudicar. Las ideas de Montesquieu siguen siendo útiles, pero hay que adaptarlas.

El ensayo no no se queda en analizar procesos, también propone acciones para impedir derivas retrógradas. Necesitamos defender el marco de libertades, es la sociedad civil la que debe desbloquear las ineficiencias colectivas. En Galicia se demostró, hace 20 años, cuando la gente, de aquí y de otros muchos lugares desde donde vinieron a ayudarnos, se rebeló, se remangó y se puso a remediar la catástrofe ecológica provocada por el hundimiento del Prestige y agravada por la ineficacia de los gestores políticos. La marea negra de los grandes poderes, de los que buscan en el pasado las soluciones para un futuro muy diferente, es el mayor desafío para una Humanidad amenazada de muerte por sus dimensiones y capacidad de consumo.

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2 comentarios

  1. El tema que se trata es serio e invita a detenidas reflexiónes y previsiones, entre otras, como no, están las que se citan, con acciones consecuentes sostenidas en el tiempo.
    No es mi intención banalizar algo tan importante, pero bajando al día a día en que aquí vivimos, me pregunto ¿Como se entiende que siendo ocho mil millones sea tan difícil encontrar un fontanero, carpintero, electricista…, mientras el paro registra niveles muy elevados?. Tanta ociosidad ¿como se supone que puede incidir en las actividades reproductivas?. ¿Positiva o negativamente?.

    1. Los sistemas de enseñanza no siempre responden a las demandas de empleo. Tenemos demasiado paro y, si hiciera falta más gente, podríamos abrir las puertas a la inmigración. En el rechazo a los de fuera siempre hay un fondo de xenofobia, países con poblaciones decrecientes, como Rusia, Japón, Corea del Sur o China, son muy refractarios a los de otras razas. Somos muchos sobre la Tierra y tenemos un alto nivel de consumo cuando aún faltan por desarrollarse muchas zonas. Tenemos que cambiar y cuesta, de eso va mi libro.

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