Hace unos días, los medios recogían la presentación de un estudio sobre la economía de Madrid (Madrid: capitalidad, economía del conocimiento y competencia fiscal) realizado por un laboratorio de análisis de políticas públicas, creado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas y la Generalitat valenciana. Constata el gran crecimiento de la capital y su creciente protagonismo. Madrid representa el 19,2% del PIB español concentrado en el 1,6% del territorio. Un desarrollo en el que tienen protagonismo las grandes empresas privadas y multinacionales que tienden elegir la capital, bien comunicada y dotada de servicios, para instalarse en España.

El informe también resalta la concentración de poder público en la comunidad central que le sigue dando ventajas sobre el resto. Entre ellas, destaca la connivencia entre el Estado y el sector privado madrileño, que capta el 60% de las licitaciones que aquel saca a concurso, y la concentración en este territorio del 29% de los empleos públicos del país.

La presencia sobredimensionada del Estado refuerza su capacidad de competencia. También facilita una base de ingresos al gobierno de la comunidad, que le permite hacer competencia fiscal para captar personas de patrimonio elevado y sus empresas, procedentes de toda la geografía española. Según el estudio, la transferencia fiscal a favor de los “ricos” que realiza Madrid se cifra en unos 4.100 millones de euros al año, mucho dinero a cambio de que se alejen del mar y vayan a vivir allí.

Los autores recomiendan que se intente reequilibrar la situación con medidas como las de Alemania, que tiene distribuidos los órganos del Estado ente varias ciudades. Consideran necesario evitar los excesos de competencia fiscal de la Comunidad de Madrid, porque es injusto que sea realizada desde el espacio que más se beneficia del sector público y crea una dinámica que agrava las diferencias de renta dentro de España. El Presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, hizo referencia a esta publicación para cargar, hace una semana, contra los excesos del centralismo y definir a la capital como “una gran aspiradora” de recursos económicos.

Desde este blog, que analiza lo que pasa desde la perspectiva de un libro en el que se manifiesta la necesidad de controlar los excesos de poder, damos la bienvenida a Valencia al proceso de crear un pensamiento periférico sobre España, más diverso y con olor a mar. Su incorporación ayuda a evitar que sea monopolizado por los nacionalismos vasco y catalán, a los que siempre pueden descalificar, incluso encarcelar, por atentar contra la idea de patria que mejor se ajusta a los intereses del centro. De entrada, es bueno que Valencia hable de economía, base de todas las concentraciones de poder que dañan la competencia equilibrada.

Esta aportación es significativa porque Valencia operó durante las décadas pasadas como la aliada más fiel de la capital. No le fue muy bien. Registró excesos de corrupción y se olvidó de sus motores tradicionales de crecimiento (dinamismo empresarial y agricultura de alto valor añadido) para dar protagonismo a la especulación inmobiliaria y los grandes espectáculos. Le irá mejor si se apoya en sus capacidades y ayuda a promover la visión periférica de España que tanta falta nos hace.

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3 comentarios

  1. Eres optimista respecto a lo que pasa en Valencia, que tiene más que ver con la dicotomía izquierda – derecha.
    Cuando Felipe González se volcó con Andalucía y Cataluña, había que viajar en una carretera tercermundista desde la tercera capital de España a la denostada Madrid.
    Ahora Chimo Puig tiene razón, pero lo dice sólo porque es el PP, el que está allí. No soy optimista, en absoluto.

  2. Eres optimista respecto a lo que pasa en Valencia, que tiene más que ver con la dicotomía izquierda – derecha.
    Cuando Felipe González se volcó con Andalucía y Cataluña, había que viajar en una carretera tercermundista desde la tercera capital de España a la denostada Madrid.
    Ahora Chimo Puig tiene razón, pero lo dice sólo porque es el PP, el que está allí. No soy optimista, en absoluto.
    De todas formas gracias por hablar de Valencia

    1. En España todo está demasiado contaminado por la política. Pero me alegro de que esa comunidad, que perdió dinamismo en los años de vacas gordas, intente debatir un poco más, y con datos, sobre cómo funciona el país. Hacen falta visiones periféricas diversas, libres de lo que piensen los más nacionalistas.

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