Deberíamos aprovechar los duros tiempos que atravesamos para analizar cómo actuamos y tratar de aprender. Los días pasados hablaba aquí de fronteras reales y políticas, hoy toca un tema central en la dirección de actuaciones colectivas: la consideración del riesgo para la toma de decisiones. Hice ya una entrada (26/09) sobre ello, al descalificar con una sola pregunta las posturas negacionistas del cambio climático: ¿Qué pasa si les hacemos caso y resulta que se equivocan? Pues que el planeta sufriría una enorme catástrofe que no se puede asumir. No es un debate teórico, hay que ignorarles.

Esa es la pregunta que no se hicieron los participantes en una reunión celebrada el 30 de enero en el Ministerio de Sanidad. Los técnicos discutieron si el covid-19 era de tipo 2 o de tipo 4 (el más peligroso), según relata Juan Martínez Hernández en un artículo que publicó El Mundo el pasado día 18. En contra de su parecer, se impusieron los “moderados” y por eso no se adquirieron grandes cantidades de materiales que ahora resultan imprescindibles –como epis, detectores del virus o respiradores mecánicos- no se cerraron todas las zonas y regiones más afectadas, no se inició un plan sistemático de detección y aislamiento de casos positivos o no se fueron preparando instalaciones sanitarias alternativas. Ahora los ciudadanos sufren en sus carnes las gravísimas consecuencias, porque un mes de retraso en reaccionar, ante un virus que se propaga muy deprisa, es irrecuperable.

Puede haber errores en las recomendaciones de comités de cualquier tipo porque la mayoría no garantiza la razón y, después, los políticos se escudan en que siguen las indicaciones de los expertos o de los científicos y se quedan tan anchos. Los que deciden están obligados a valorar los riesgos de sus decisiones antes de tomarlas. No pueden fiarse solo del sentir mayoritario de un grupo de asesores, cuando dentro de él hay discrepancias. Tendrían que preguntarse: ¿Qué pasa si los minoritarios, que dicen que se trata de un proceso tipo 4, son los que tienen razón y no les hacemos caso? Pues que muere mucha gente. ¿Y si se equivocan? Pasa poco: más alarma inicial y gasto en materiales que se podrán reutilizar

Los muertos no tienen precio y en España va a haber miles. Porque a los políticos y a los técnicos en salud pública nadie les explica que, cuando el riesgo es inasumible, hay que actuar como si tuvieran razón los más alarmados, aunque luego pueda resultar que se han equivocado, aunque sean pocos. Ignoran lo que son las decisiones ponderadas por el riesgo y les preocupa demasiado la imagen y cubrirse las espaldas. Los responsables de lo que pasa son los que han tomado las decisiones, no es excusa que se trate de una epidemia mundial o de que seguían el criterio de “expertos”.

También hemos criticado aquí que no haya bases de datos estándar tomados a nivel mundial. Lo advertía en una entrada del pasado día 1 (La parte borrosa del covid-19, se necesita big data mundial). En ella recordaba un caso casi local: el desastre del envenenamiento por aceite de colza en 1981. Se tardó un mes en reaccionar por no haber datos que se podrían haber conseguido con facilidad, lo que provocó muchos más afectados.  Casi treinta años después, no hemos avanzado mucho. Tenemos un gran sistema sanitario, pero una deficiente práctica política cuando hay que abordar emergencias de salud pública.

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2 comentarios

  1. Totalmente de acuerdo. És un caso que se repite con frecuencia
    , el de la negacion del riesgo por parte de las autoridades. Lo podemos ver en la película sobre Chernobil. Penso que gener datos ayudaria pero Hay mas cosas involucradas. Puedes profundizar en estos mecanismos de desicion?

    1. Profundizar sobre el tema requeriría precisar muchas cosas. Habría que analizar la perpetuación de las castas políticas y burocráticas y la enfermedad que describo en mi libro y que les acaba afectando, la he bautizado como «mediocridad invasiva». Solo les preocupa sobrevivir y seguir cobrando por eso les dan miedo las decisiones fuertes, en el libro propongo soluciones. Si no cambiamos, habrá quien prefiera un régimen más o menos autoritario. Esa fue la razón de darle el título que tiene.

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