Ayer, en las zonas en fase 2, abrió casi todo el comercio, incluido el de mayor dimensión y los centros comerciales. La asistencia de público fue moderada, a pesar de que llevaba casi dos meses y medio cerrado y había ganas de volver a pisar las tiendas. Hay un miedo razonable que frena el consumo, muchos han perdido el empleo, otros tienen miedo de que les pase a ellos.

He presenciado varias crisis importantes, algunas desde mi trabajo en una entidad bancaria, originadas por el estallido de algún tipo de burbuja especulativa (en España siempre con base inmobiliaria) y agravadas por la implicación directa del sector financiero. Cuando ocurría, entrábamos en caída económica con aumento del desempleo y parón del consumo, hasta que se superaba el agujero de la especulación y la economía empezaba a recuperarse.

Es la primera vez en mi vida que asisto a una crisis de raíz sanitaria y presencio una caída radical del consumo precedida por un período largo de confinamiento, durante el que nos prohibieron ir de compras, salvo para artículos imprescindibles. Es como si a un equipo deportivo, que va a jugar un partido complicado en campo ajeno, lo encierran en un hotel para mentalizarlo de lo difícil que va a ser contener a los rivales. Saltarán al campo con todas las medidas defensivas gravadas a fuego.

Eso ha pasado: cunde la angustia sanitaria y laboral, la economía se para, el déficit público se dispara y encierran en sus casas a unos consumidores muy asustados. Es la primera vez que esto ocurre en 100 años. Consecuencia inmediata: costará recuperar el consumo. La única ventaja es que servirá para evitar que se dispare la inflación, ante una política monetaria necesariamente muy expansiva. Quizá, al igual que la caída fue brusca, el apetito de gastar se recupere rápido si se aclaran las nubes sobre la salud.

Hay otra particularidad que a nadie se le escapa: el confinamiento ha disparado las compras por internet. Ha entrenado a muchos consumidores a emplear el canal directo. Es parte de la preparación previa recibida para afrontar el nuevo partido que el calendario de la vida nos obligaba a jugar: primero nos mentalizan de las dificultades y luego nos enseñan tácticas para suavizar el shock.

A la lenta recuperación del turismo, que en España es un sector con más peso que en Italia o Francia, se unirá la desaparición de parte del sector comercial que no consiga adaptarse a la nueva realidad. Está por ver cómo afectará el proceso a algunas estructuras importantes como los grandes almacenes y los centros comerciales. El pasado día 15, una de las principales cadenas de grandes almacenes de Estados Unidos, JCPenney, solicitó la quiebra después de 118 años de existencia.

Con esta entrada abro una nueva categoría en el blog, destinada a reflexionar sobre lo que ha cambiado con la llegada del covid-19 y dejará huella permanente en el sistema económico. La llamo Ideas para Nadia, por si alguna cosa le sirve a esa gallega que intenta poner sentidiño en un Gobierno algo desnortado.

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2 comentarios

  1. Es meritorio el objetivo que se anuncia para la “nueva categoría del blog”. Bien venida sea, de la mano de quien une a una notable formación académica no menos probada experiencia empírica en cargos/función de alta responsabilidad en el mundo de la empresa y otro tipo de entidades. No tengo duda de que las reflexiones e ideas que se ofrezcan serán muy dignas de ser tenidas en cuenta por Nadia, pero temo, ante el preocupante camino que llevan las cosas y la actitud y aptitud de quienes colegiadamente las gobiernan, valgan para Nadia pero no sirvan, finalmente, para nada.
    Por intentarlo que no quede.

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