Las entusiastas ovaciones ofrecidas por los diputados de los partidos en el gobierno al Presidente Sánchez, por el resultado de la última cumbre de la UE, se me antojan impropias y peligrosas. Aunque lo acordado en Bruselas suponga una importante inyección de dinero a nuestra maltrecha economía y pueda considerarse resultado de una buena negociación que, por cierto, aún tiene partes abiertas.

Impropias porque, cuando uno va por el mundo pidiendo que le ayuden debe comportarse con humildad y disimular los excesos de alegría por conseguir lo que necesita. Hay que mostrar principalmente agradecimiento y voluntad de no volver a caer en las malas prácticas que nos han llevado a una situación difícil.

Peligrosas porque el dinero aún no entró en caja y los aplausos resuenan en los países frugales y especialmente en el de Frau Merkel, que es a la que debemos estar muy agradecidos. Por aquellos parajes del norte algunos nacional-populistas los escucharán como prueba de sus peores miedos. Pensarán que nuestro entusiasmo confirma que han sido demasiado generosos con gente poco responsable.

Repriman alegrías que se cargan en la cuenta de otros, porque aún queda mucha letra pequeña que escribir y se arriesgan a que las clausulas anexas al legado no sean tan beneficiosa como esperamos. Repito la foto que ya usé el día 24, con Merkel y Van der Leyde rebuscando en sus bolsos algo para darnos.    

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2 comentarios

  1. Más bien habría que decir:
    «Sean menos imprudentes».
    De otra parte, no parece preciso desviar la atención sobre tales despropósitos hacia Vox. Ellos tienen bastante, cuando incurren en ellos, con los suyos.

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