Esta mañana me llevé una alegría al leer en el periódico que, durante la fase 1 del proceso de desconfinamiento, se podría practicar la navegación deportiva con algunas limitaciones, entre ellas, la de no salirse de las aguas de la provincia de cada uno. La afición madrileña a hablar de provincias nos lleva a situaciones kafkianas, que son hasta divertidas.

Cuando al Presidente Sánchez le preguntaron en rueda de prensa, hace unos días, por qué seguían aferrados a la división provincial, que no tiene relevancia sanitaria, contestó como un político veterano. Lo primero es sostenella y no enmendalla, había que respaldar las cosas raras que se le ocurren a un Ministerio de Sanidad con pocas competencias y ganas de protagonismo, lo segundo era más difícil, encontrar alguna razón lógica, a parte del puro centralismo decimonónico. Esperaba la pregunta que se hacen la mayoría de los españoles y llevaba la respuesta preparada por su equipo de relaciones públicas. Soltó que todo ese montaje se debía a una sola razón: los ciudadanos reconocen bien los límites provinciales lo que facilitaba la operatividad de las limitaciones a la movilidad.

Sr. Presidente, ahí tiene una foto de la Ría de Arousa, tomada desde A Curota (sitio que recomiendo visitar), en la provincia de A Coruña, en primer término se puede ver A Pobra do Caramiñal. Hasta llegar a la costa del otro lado, en la provincia de Pontevedra, el mar está lleno de todo tipo de cosas: islas, rocas, lanchas, dornas, planeadoras, barcos de vela y de motor, cientos de bateas de mejillón (esta Ría produce en torno al 20% del mejillón de toda Europa), bajos de arena… Lo que no veo por ningún sitio es ese límite provincial que, según Vd., es lo que todos conocen.

Su obcecación con las provincias me da este tipo de alegrías maliciosas: contemplar, una vez más, la estulticia burocrática. Continúen siendo provincianos y les seguirá siendo difícil entender lo que pasa. Le recomiendo que lea las páginas de mi libro que hablan de una enfermedad propia de las burocracias a la que he bautizado como “mediocridad invasiva” (págs. 46 y 47). Quizá le ayude a ver con tiempo los charcos en que va a meterse.

Cuando comprueben una general indiferencia respecto al límite provincial en Arousa, espero que hagan como que no se enteran  y no se les ocurra llamar a la Armada para que envíe una fragata desde Ferrol (provincia de A Coruña) y una compañía de guardiamarinas de Marín (provincia de Pontevedra) a poner orden en los sagrados límites provinciales de la patria. Me da la risa sólo de pensarlo.   

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Por cierto ¿Cuándo van a poder ir a sus pequeñas escuelas las niñas y niños de islas y municipios rurales donde no hay contagios de coronavirus? Creo que tendrán que esperar a que se acuerden de ellos los funcionarios y expertos de la capital. Me temo que perderán lo que queda de curso, sin razones para ello.     

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4 comentarios

  1. Completamente de acuerdo . Sobre todo en el “sosténenlla y no enmendalla”. Son tan perfectos que no pueden reconocer un error aunque sea de bulto .

    1. Es una pena, pero es típico de los políticos en general, también pasa en las empresas.

  2. Por si no fuese suficiente la contemplación de «o mar de Arousa» desde la perspectiva que recomienda el Sr. Sáez, a los efectos que propone y que comparto, me permito sugerir se complete la visión desde «a outra banda»: las cimas de O Xiabre y O Lobeira. Quienes haciéndolo sigan sin verlo claro es que no tienen remedio…

    1. Se nota que José Luis es gran conocedor de la Ría de Arousa, y de la de Noya, entre otras muchas partes de Galicia

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