Los delincuentes organizados tienen total dependencia del efectivo para poder operar. La prueba es que el año pasado el valor de los billetes emitidos por el Banco Central Europeo aumentó un 11%, mientras se desplomaban las retiradas de efectivo en bancos y cajeros. Algo tendrá que ver que el consumo de droga se recuperara con fuerza después del verano.

El 9 de junio recibimos dos noticias que nos lo recordaban. La primera, una operación internacional dirigida por las policías de Australia y los EEUU. El FBI y sus colegas del hemisferio sur desarrollaron una aplicación de mensajería, denominada ANOM, que les permitía leer los mensajes que se intercambiaban a través de ella con móviles y ordenadores. Mediante agentes infiltrados fueron convenciendo a líderes mafiosos de la seguridad de un sistema que operaba fuera de las compañías telefónicas. Cayeron en la trampa. Lo fueron adoptando y difundiendo, lo que puso en manos de los investigadores todo tipo de información, que los usuarios de la red suponían encriptada, sobre narcotráfico, blanqueo de fondos e incluso planes de asesinato contra rivales o personas sospechosas de estar vigilándoles o perjudicando sus intereses.

Después de año y medio de observación, con más de 27 millones de mensajes revisados, la operación se cerró con la participación de las fuerzas de seguridad de otros países afectados, especialmente de Suecia, Holanda y Nueva Zelanda. Había mucha información en sueco, holandés y alemán, y también se descubrieron conexiones con mafias italianas. Como resultado, se han debilitado mucho las estructuras del narcotráfico, principalmente en Europa. Se realizaron más de 700 registros y se detuvieron más de 800 sospechosos. También se requisaron casi 40 toneladas de drogas y compuestos químicos para prepararlas, además de 250 armas de fuego y 55 automóviles de lujo. Muy relevante, para mí, es que a los detenidos les encontraran el equivalente a 70 millones de euros en billetes.

En un plano más próximo, ese mismo día 9 nos enteramos de que la Guardia Civil había incautado más de 300.000 billetes de 50 euros a una banda que introducía droga en contenedores a través del puerto de Algeciras. Más de 15 millones de euros localizados en varios domicilios de los 23 detenidos, entre los que había un par de funcionarios vinculados al servicio de aduanas. También supimos que la Guardia Civil había desmantelado una fábrica de hachís que el delincuente conocido como El Niño había montado en un pueblo de Alicante, mientras permanece en la cárcel. En este caso se dieron datos de la droga requisada pero no del dinero, un olvido frecuente.

En la mayor parte de las noticias de operaciones policiales contra la droga se habla poco del efectivo que la acompaña. Se destaca la eficacia demostrada por los cuerpos de policía, las toneladas de droga descubiertas y otros objetos decomisados como barcos, coches o naves. El efectivo se trata más discretamente, aunque sin él no habría tráfico de drogas apreciable y desparecería gran parte de la economía sumergida, los atracos, el comercio de personas, el terrorismo, y la corrupción. Si dejáramos de emitir billetes, sobraría, según mis estimaciones, la mitad de las fuerzas de seguridad.

Como saben los que siguen este blog, los billetes son el oxígeno que respira el planeta de la ilegalidad y es la primera vez que estamos en situación de poder cerrarles la llave de paso. Permitiría que los Estados recuperaran su salud financiera en poco tiempo y pudieran reforzar sus servicios y abordar alguno nuevo. Un asunto de urgente actualidad ante la magnitud de los retos que la crisis, la ecología y la desigualdad nos ponen delante, pero que cuenta con muchos interesados en taparlo.

No piensen que el bitcoin va a facilitar mucho las cosas al lado oscuro, porque es más trazable que el papel moneda y demasiado volátil para fijar precios minoristas. También el 9 de junio, los medios anunciaban que el Departamento de Justicia  de los EEUU había localizado y recuperado gran parte de los bitcoins pagados a los que habían secuestrado y bloqueado el sistema informático de algunos importantes oleoductos de aquel país unas semanas antes (entrada del 23/05).  

Hoy llega a las librerías una nueva versión, muy actualizada, de un libro que publiqué en 2007, también está en internet y hay versión digital. Lleva por título: La Energía Oscura del Dinero 2.1 (Europa Ediciones). En él se explica cómo funciona la economía ilegal y las oportunidades que los nuevos sistemas presentan si se da fin al casi siglo y medio en que el papel moneda fue el medio de pago dominante. También se analizan las precauciones que se deberían tomar para suprimirlo. Las presentaciones-debate de este ensayo quedan para después del verano, cuando haya menos restricciones derivadas de la pandemia. Garantizo polémica. Mientras tanto, en el blog tendrán algo más de peso las noticias en que estén (presuntamente) involucrados los viejos billetes.

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2 comentarios

  1. Lo leere con mucho interés y como muy bien dices lo comentaremos.
    Me parece muy muy intetesante y que lo traigas de nuevo a la palestra.

  2. En distintas ocasiones, antes y después de la publicación del libro que la soporte a este blog, y en el mismo, se viene abogando de forma pormenorizadamente argumentada, tanto en lo conceptual como en el desarrollo operativo, de las múltiples ventajas (digamos) de limitar selectiva pero muy expeditivamente el dinero físico.
    Me parece muy oportuno volver ahora sobre un tema de tanto interés, de forma monográfica. Es asunto de gran interés y cabe suponer que el nuevo libro contribuirá a una mayor sensibilización sobre el mismo y que ello pueda traducirse en acciones consecuentes.
    ¡ Enhorabuena !

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