El divorcio del emérito nunca llegó a producirse en el campo legal, pero es una realidad desde hace tiempo como pasa en muchos matrimonios. En la práctica, aunque todos se siguen tratando, Sofía se quedó con el hijo y Juan Carlos con las hijas.

El bloque que ejerce de serio se ha aislado del resto para intentar mantener el lado institucional en funcionamiento. Es la victoria de la reina madre, que sigue viviendo en la Zarzuela con Felipe VI, Leticia y sus dos hijas. La parte de Sofía, de imagen más seria, ha conseguido ir evitando que la línea Juan Carlos, más empática pero menos fiel a las normas, contamine en exceso el papel de la monarquía. Su trabajo les cuesta.

La reina Sofía vivió en su familia original el dolor de ser expulsados de palacio y debe darle terror la perspectiva de volver a sentirlo. Su hermano Constantino II de Grecia tuvo que dejar el trono tras apoyar el golpe de los coroneles de 1967. El retorno a la democracia en 1974 llegó acompañado de un referéndum en el que el 70% de los griegos decidió el establecimiento de una república. Es inevitable pensar que esa experiencia, tan reciente entonces, la llevaría a influir positivamente en la lenta reacción de Juan Carlos ante el golpe del 23 F, del que acabamos de conmemorar el 40 aniversario.

El caso de la vacunación de las hermanas del rey en Abu Dabi, donde visitaban a su padre, reafirma una escisión que tiende a reforzarse para defender la monarquía, recibida por herencia directa del emérito. El artículo 57,1 de la Constitución vigente lo recoge con claridad: “La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica».

La vacunación de Elena y Cristina tiene efectos sobre la imagen de nuestra familia real, aunque hayan sido separadas de ella junto a su padre, porque les da un aire de privilegio en un momento en que muchos españoles están ansiosos por saber cuándo les toca inmunizarse contra el covid 19. La noticia ha recibido todo tipo de comentarios y ayuda a que cojan protagonismo los defensores de una solución republicana. Un asunto que fue tabú hasta el accidente de Juan Carlos en una cacería de elefantes en 2012, con España en medio de una grave crisis económica.   

Este blog tiene una especial preocupación por las soluciones institucionales y sus consecuencias. Por eso quiero resaltar algo de lo que no se habla en los medios: el efecto de la vacunación del emérito y sus hijas sobre la visión del mundo que debe tener España. Han acudido a inmunizarse a un país de monarquía absoluta y les han puesto una dosis de la vacuna china. Eso permitirá al régimen totalitario más peligroso del mundo bañarse en propaganda, dirán que figuras destacadas de Occidente acuden a la ciencia china para protegerse.

Que los ex miembros de la familia real se hayan apoyado en las facilidades de países que desprecian el Estado de derecho para recibir un trato privilegiado me parece más preocupante que la simple noticia de unos poderosos más saltándose la cola.

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3 comentarios

  1. Me refiero, únicamente, a lo relativo a la vacunación de las infantas Elena y Cristina. No acabo de ver lo censurable de tal hecho. Distinto sería que, como ha sucedido en otros casos conocidos y tal vez en más que no lo son, hubiese noticia de que la inoculacion fuera administrada en España. Pero no fue así. Sucedió en Abu Dabi y no porque o para que las infantas pudiesen hacer “turismo sanitario” sino para posibilitar, minimizando riesgos personales y ajenos, las visitas que vienen realizando a su padre, sin que en “aquellos lares” rijan las estrictas y lógicas pautas de aplicación que aquí se dan. Es así que no hay perjudicados por ello en España, incluso podría argumentarse lo contrario. Claro que, puestos a argumentar, la tan socorrida libertad de expresión y el más socorrido aún “políticamente correcto” puede llevar y lleva a que el oso, llueva o no llueva, vuelva siempre a su madriguera…
    Por cuanto respecta a la “publicidad negativa” no parece que por este motivo concreto haya razones objetivas en que sustentarla. Ya hay bastante con otros muchos dichos y hechos que cuentan con respaldo implícito y/o explícito de distintos supuestos responsables y de instituciones a las que representan como para que, salvo enredantes, sea el comentado objeto de preocupación.

    1. No hay nada censurable si fueran ciudadanos de a pie. Pero no lo son y dan mala imagen cuando aprovechan una visita a su padre para ponerse una vacuna china (el mayor Estado totalitario de la historia) en un país no democrático. Refuerzan las «relaciones públicas» de los que tienen una visión social opuesta a la nuestra. Son cosas que «me parecen más preocupantes que la simple noticia de unos poderosos más saltándose la cola», como terminaba el artículo. Lo que llamo «el grupo de Juan Carlos» está dando alas a los republicanos por varias razonas que todos conocemos.

      1. Ni que decir que respeto la opinión, pero me reafirmo en mi comentario, lo que no me impide comprender que por personas y/o grupos interesados «lo» de las infantas da pábulo a la maledicencia de quienes utilizan argumentos espurios para tratar de desestabilizar a la monarquía.

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