Las últimas votaciones abren líneas de comportamiento electoral que añadirán tensiones al ya presionado debate político español, en el que nuevos líderes buscan espacios para sus planteamientos. Como veíamos en la entrada anterior, el instinto centralista de UPyD en su día y ahora de Cs les ha acercado al espacio de la derecha, donde el PP lidera, salvo en Cataluña y el País Vasco. Una vía que les condena a la marginación.

La persistencia del voto a Vox arrastra al PP al espacio nacional-populista, que le ha dado una incuestionable victoria en Madrid el día 4. En esa campaña se le echaba en cara al presidente del gobierno, además de su alianza con Podemos, sus pactos con “separatistas”. El caso pone de relieve diferencias en el comportamiento electoral entre la periferia norte, en la que hay que meter también a la Valencia de Chimo Puig, y el resto.

La fisura se traslada al interior de los dos principales partidos que necesitan cierta capacidad de adaptación a las circunstancias de cada zona. Dentro del PP ya hemos resaltado la divergencia en las políticas sanitarias frente a la pandemia que se aplican en Madrid y en Galicia, donde Vox es marginal. El PSOE mantiene peso electoral en todo el norte, mientras escucha admoniciones de viejos dirigentes del centro sur que no asimilan que la Transición que firmaron se quedó a medias.

Podemos pierde apoyos en todas direcciones, incluso hacia la derecha radical, que constituye otra variante de populismo y, como ya hemos explicado en alguna otra ocasión, también atrae a capas de la población menos ilustrada que antes se dejaba convencer por Pablo Iglesias y los suyos. La fracción escindida que dirige Íñigo Errejón busca un posicionamiento más sesgado hacia el ecologismo, espacio en alza en Europa, que podría reforzar su peso electoral. Tengo curiosidad por conocer el nombre que van a usar.  Lo de Más Madrid asusta en otras latitudes, una marca cuyo empuje es prueba del liderazgo de Mónica García Gómez y del ascenso del absorbente nacionalismo madrileño.

Cosas similares ocurren en otros países, como en el Reino Unido, donde el laborismo, como hemos visto en las elecciones de la semana pasada, está siendo acorralado en áreas obreras de grandes núcleos industriales, base tradicional de votos para ellos, por el empuje del nacionalismo inglés, que dio lugar al Brexit, mientras en el norte es el nacionalismo escocés el que los desplaza. El ascenso del populismo conservador, con arraigo en zonas industriales, también se registra en Francia y estuvo en la raíz del despegue del fascismo en Europa, iniciado por Benito Mussolini hace casi un siglo.

No son tendencias irremediables, como se ha visto en la caída del Presidente Trump, pero la dialéctica territorial interna, que radicaliza nuestra política, no tiene fácil arreglo. En un régimen de libertades, exige una solución claramente federal, sin provincias, y con mucho menos peso del aparato burocrático central. Cualquier intento en esa dirección parece ahora muy difícil.

Inglaterra seguiría siendo pujante sin Escocia, Irlanda del Norte y Gales, las tres sumadas representan menos del 15% PIB del Reino Unido. Londres se siente menos acosada y ha reelegido a su alcalde laborista. Cataluña es el 20% del PIB español, un Estado donde la capital se ha desarrollado concentrando funciones políticas y burocráticas y se vería muy limitada por perder una porción tan alta de su base de poder o por permitir la generalización de un régimen fiscal similar al vasco.  Sensación que se extiende por el centro sur de España.

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5 comentarios

  1. Sigo este blog, más interesado en lo que suele tener de información que en cuanto a la opinión se refiere, aunque siempre con atención y respeto a una y otra cosa. ¡ Faltaría más ! .
    No entiendo y ello me lleva a lo antedicho, que recurrentemente (p.e), para no extenderme en exceso, las referencias a Unidas Podemos (o al partido de Errejón, que me da lo mismo) no se adjetiven como formaciones de extrema izquierda, comunistas, populistas o estalinistas (con todo lo que algo tan evidente lleva consigo) y a VOX no solo se le sitúe en la órbita del «nacional-populismo», cuando no directamente en la del fascismo, al establecer injustificadas referencias comparativas nada subliminales con «el despegue del fascismo en Europa, iniciado por Musolini», etc. etc.
    A partir de ahí, si se afirma que «Vox arrastra al PP», ¿no sería mucho más evidente concluir que es Unidas Podemos quien remolca al Psoe de Sanchez?. ¿No hace lo mismo el nacionalismo más radical?.
    El lenguaje no es neutro y mucho menos cuando se usa por quien eso no ignora y, por tanto, hay que concluir que lo utiliza tan reflexiva como legitimamente, ya que este es su blog y «La Libertad en el Siglo XXI» su libro, cuyo contenido, por lo demás, considero muy ilustrativo e incitante a la reflexión.

    1. Siento no haber clasificado a Podemos como populismo bolivariano o algo así, ya lo he hecho en otras ocasiones, esta vez no hacía falta. Me interesaba resaltar el ascenso de los movimientos populistas, que siempre es preocupante y el hecho evidente de que, en su versión más patriótica, arrastra a sectores de clases populares que normalmente dan su voto a la izquierda tradicional, un problema para PSOE y el laborismo inglés. Son procesos que tienden a radicalizar la política y a centrarla en mensajes simples, de ahí la referencia al fascismo.
      Por otro lado, la descentralización española está muy lejos de la alemana, la norteamericana o la suiza. Se mide bien por el tamaño relativo de sus capitales. En Madrid se da una concentración desmesurada de instituciones públicas (agencias estatales, organismos autónomos, empresa y entidades públicas de todo tipo, centros de investigación, museos, teatros, orquestas pagados por todos…), se suman a la administración central y representan una gran parte de su población activa. Nunca hubo voluntad de descentralizar de verdad, por eso aún tenemos las provincias y contamos con comunidades autónomas ridículas. Pero, como digo en la última entrada, no es fácil tocar los espacios de poder que interesan al centro. El Reino Unido tiene una gran capital, Londres, pero admite la posibilidad de que algunos se vayan si quieren, en eso son más coherentes con la diversidad que está en la base de la democracia liberal.
      En todo ello subyace mi interés por el estado nación, sometido ahora a tensiones de descentralización por un lado y de pérdida de competencias por compartirlas con otros, como es el caso de la UE. Lo que pone nerviosos a los grandes aparatos político burocráticos. El proceso va a seguir aunque a algunos les gustaría revertirlo y a veces lo consiguen, caso del Brexit.

    2. Los que tienen más años de experiencia que nosotros en Europa y han vivido el fascismo, si ponen líneas rojas a Vox y no al Comunismo. Será que ven mayor peligro para la democracia en un populismo que en otro.

      1. No hay noticia de nadie que huyese de Alemania occidental a la del este antes de la caida del muro…

        1. Los dos tenéis parte de razón. Es verdad, José Luis, que el comunismo es una peligrosa forma de fascismo de izquierdas, no hay más que mirar hacia China, pero en los sistemas democráticos europeos representa un peligro menor por su poca aceptación entre los que llevan armas y pueden estar tentados a usarlas, distinto es el caso de la Venezuela de Chávez y Maduro. Hoy sale en la prensa que la gran mayoría de militares y policías franceses votarán por Le Pen en una segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Aquí también hemos tenido manifestaciones en chats de militares próximos a posiciones radicales de derecha. Por eso preocupan más los partidos como Vox. Tenemos una historia plagada de excesos en esa línea.

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