En este blog se reflexiona con frecuencia sobre los problemas que provocan hoy las fronteras. También nos hemos referido, varias veces, a las ineficiencias de nuestra administración local, especialmente a la incompatibilidad entre el sistema provincial y el  autonómico, que en nuestro caso están superpuestos. Hoy vuelvo con los ayuntamientos, miles de kilómetros de fronteras artificiales que deberíamos reducir de forma radical. Los confinamientos para combatir la expansión del covid 19 han servido para poner más en evidencia su disfuncionalidad y refuerzan lo que se expone en las pgs 42-43 del libro:

“En muchos países, los municipios son ahora demasiado pequeños para ser eficaces. Tanto a nivel de áreas metropolitanas que se están expansionando sin que ninguno de los ayuntamientos integrados en ellas tenga capacidad de gestionarla en su conjunto, como en los espacios rurales que se desertizan y dejan vacía de contenidos y recursos su administración local. Se necesitan cambios normativos valientes que agilicen mucho los procesos para que se fusionen y crezcan. Lo máximo que cabe esperar de los representantes políticos es que vayan muy despacio en esta tarea, caso a caso, empezando por los municipios más rurales, donde hay menos poder y casi no quedan habitantes.…

Propongo redactar y promulgar una especie de Ley de OPAS (ofertas públicas de adquisición), por emplear un término del derecho mercantil privado, que facilitaría a los más grandes la absorción de los ayuntamientos vecinos cuando haya claras diferencias de población. Habría que regularlo bien, fijando, entre otros aspectos, los topes de superficie territorial máxima a que puede llevar el proceso y los plazos mínimos entre una absorción y la siguiente, siguiendo este procedimiento que debe ser muy expeditivo.”

La propuesta permitiría aumentar la dimensión de los municipios para acercarla a la que demanda el entorno económico y demográfico actual, reducir distancias entre el escalón local y el nivel regional o federal… y poder funcionar sin otras administraciones intermedias. Comprendo que algunos políticos estén cómodos con cuatro veces más ayuntamientos de los razonables. Justifican una pléyade de organismos (provincias, mancomunidades, comarcas, áreas metropolitanas…) para apoyarlos y coordinarlos y, al final, agravar  el error de base y gastar de forma desmedida. Lo que ven son decenas de miles de puestos de trabajo que, aunque sean innecesarios, sirven para colocar gente.

El problema es muy grave y, como a los responsables les cuesta arreglarlo, el sistema propuesto funcionaría de forma automática. De eso se trata, de generar una dinámica que obligue a nuestra ineficiente Administración a dejar el siglo XIX y adaptarse al mundo de hoy, con la mínima intervención política pues se trata de pura racionalización administrativa. En cuanto entrara en vigor una legislación de ese tipo, todos se pondrían a negociar fusiones por miedo a ser objeto de una opa “hostil” y, en menos de 30 años, tendríamos una administración local que daría mejores servicios con menos gasto. No debería ser utópico, pero, tal como están las cosas, lo parece. Aunque sé que, en la resaca de esta crisis sanitaria, los más proclives al imprescindible ahorro de gasto están analizando posibles medidas para ir en esa dirección.

Parte de estos razonamientos se reflejaban en un artículo que publiqué aquí, hace año y medio, en el que criticaba que el líder de la pretendida modernidad del PP, Pablo Casado, se opusiera a las fusiones de municipios. Su visión refleja la vieja práctica de ver en las fronteras municipales miles de pequeños embalses de poder. Así nos va con el pensamiento jacobino de partidos inspirados en el centralismo francés, del país que tiene la más rígida y cara administración de Europa. Parece que España aguanta con todo, pero ahora tiene el mayor nivel de endeudamiento público desde la Guerra de Cuba y es muy urgente ahorrar gasto innecesario.

A continuación, una tabla con la evolución del número de municipios en algunos países europeos entre 1950 y 2015, en la que se ve con claridad cuales apuestan por ser un país avanzado y cuales por seguir en el pasado. Está tomada de un artículo del 2019 «El mapa municipal en España: estructura, evolución y problemáticas» de Abel Albet i Mas en la revista Geopolítica(s). Ese mismo artículo destaca que, desde la entrada en vigor de la actual Constitución, vamos a peor, Entre 1979 y 2017 las escisiones superaron a las fusiones y el número de municipios españoles aumentó en 95.

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5 comentarios

  1. Más allá de la conveniencia, la necesidad de abordar lo que se propone es evidente. No es ninguna novedad, pues el problema viene de lejos, ya que la dinámica demografica y la concentración de la población en las cabeceras de comarca y en determinadas áreas, unido todo ello a las mejores comunicaciones y las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, no pueden ser ignoradas. Son entendibles las resistencias de distinta naturaleza provenientes de una organización territorial tan arraigada y de sus consecuencias de distinta naturaleza, algunas de las cuales se refieren en la entrada objeto de comentario, pero la evidencia de la realidad exige que sea afrontada la situación con mayor determinación.
    Son menos razonables (¿o no?), los señalamientos “ad hominem” a la hora de buscar responsables, coincidentes de forma recurrente en las mismas personas, partidos políticos e instituciones, “olvidando” que el poder viene siendo ejercido en España, desde el advenimiento de la democracia, no por una sola formación. El Partido Popular ha sido uno de ellos, pero no el único ni el hegemónico y es un hecho innegable que en no pocos casos, propuestas concretas llevadas por el PP al Parlamento, en el sentido que aquí se trata, no contaron con el apoyo o obtuvieron la oposición de terceros. Otras organizaciones, fervientes partidarias de suprimir las diputaciones cuando o no presidían ninguna, o muy pocas, perdieron interés por la medida cuando accedieron al gobierno de dichas corporaciones.
    Por todo ello, si al redimensionamiento y racionalización de lo que se propone, buscando para ello la fórmula más adecuada a los fines que a persiguen, y no a atraer la atención de forma específica y concreta, como obstruccionistas, hacia quien, o hacia quienes, solo deben asumirla en la cuota parte que pueda corresponderle.

    1. Creo que casi todos podemos estar de acuerdo en que hay que acelerar las fusiones de municipios, eso es lo importante. La referencia a Pablo Casado obedece a unas declaraciones que hizo hace tiempo oponiéndose a esas fusiones. A pesar de eso, creo que la Xunta se está moviendo para facilitarlas. Diversas visiones en el PP.

      1. Compartiendo, en lo sustancial, los objetivos y pareciéndome dignos de ser tomados en consideración los medios, echo de menos, o demás, las referencias a personas/instituciones que se supone deberían estar en vanguardia al respecto de que se trata. Por ejemplo, puestos a señalar «diversas visiones», ¿que opinión merecen las que se evidencian en otras formaciones politicas y, «nomeadamente», en el Gobierno de la Nación?.

        1. Siento que el blog te parezca algo sesgado, intenta analizar procesos de fondo que tienen que ver con el libro y los problemas de las sociedades actuales. La nuestra los tiene en abundancia. He criticado a todo tipo de instituciones, pero quizá mi visión «periférica» me lleve a incidir más en los problemas que nos crea una visión demasiado unitaria, que se confunde con uniforme y que predomina en los partidos de derechas, incluido Cs, y en los medios de la capital, el PSOE tiene esa tensión en el interior desde siempre . En ese aspecto, es curiosa la entrevista de hoy que le hace la Voz a ese español de Dublin, Ian Gibson, también en línea «periférica» conectada al galleguismo más tradicional, que nunca puede olvidar que la separación de Portugal es un fracaso histórico con grandes perjuicios para Galicia.

          1. De ningún modo puedo asumir que yo vea al blog como «algo sesgado», vista así, la expresión, como genérica.
            Contrariamente, me parece interesante y valioso en muchos aspectos, como así me pareció el contenido del libro en que se apoya.
            En otro caso, leído éste, no seguiría el blog, como suelo hacer.
            Aún así, considero, y de ahí alguno de mis comentarios, que especialmente cuando se trata de asuntos «domésticos», se pone excesivo y recurrente énfasis/acritud en señalar a personas, instituciones y cosas ligadas supuestamente a una determinada línea de pensamiento, pasando por alto otras, distintas, que merecen a mi juicio, no menos atención. Y es que, habiendo dos grandes formas de «medir» (analizar y comparar) no se debe hacer uso abusivo de una de ellas, independientemente de lo justificado o no de la valoración que se haga, prescindiendo o minimizando la otra.
            Creo, y trato de que sea una opinión constructiva al exponerlo, que hacerlo de otro modo nada positivo añade a la apreciación de quien no esté predispuesto a aplaudirlo.

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