No me gusta la mezcla de política y banca. Fue la principal causante de los gravísimos problemas que afectaron a las cajas de ahorro y a los bancos que las fueron sustituyendo. El ejemplo más claro es Bankia, cuyo recate ha costado al Estado 24.000 millones de euros, de los que se recuperarán menos de la mitad. Si La Caixa, ahora Caixabank, se mantuvo al margen del desastre es porque supo apartarse de la influencia política.

No se deben repetir ese tipo de errores a los que un gobierno de izquierdas tiende a ser más propenso, aunque el horror de Caja Madrid y derivados hay que atribuírselo al PP. Creo recordar que Unidas Podemos tiene en su programa la creación de una banca pública. No hace falta, es suficiente con el ICO.

El Gobierno haría bien en cumplir lo pactado con Bruselas y retirarse del capital de la mayor entidad financiera de España en 2021. Puede admitirse flexibilidad para vender las acciones sin poner en riesgo la cotización, pero, en cualquier caso, el Estado debe abandonar el consejo del banco.

La entidad fusionada tendrá que tomar decisiones, algunas duras sobre cierres de oficinas y sedes centrales, donde es mejor que no confluyan criterios políticos. Un banco de la dimensión de Caixabank necesita operar con criterios profesionales para asegurar un futuro acorde con sus posibilidades

Únete a la conversación

4 comentarios

  1. Confía en Fainé!
    El fue quien, gracias inicialmente a Vilarasau, evitó la entrada de los políticos como ocurrió en las demás Cajas de Ahorro

  2. Si, conocía un abogado de Madrid que siempre me decía que el aviso a los bancos que esta ley de las cajas era como dejar entrar el zorro en el gallinero

    1. Es lo que pensé desde el principio, desde que, en la transición, se les permitió crecer sin cambiar su naturaleza jurídica. Se pusieron las bases para lo que luego ocurrió.

Dejar un comentario

Responder a Emilio Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *