Los fondos para ayudar a personas afectadas por Expedientes de Regulación de Empleo vienen de atrás, de finales de los 90, pero cogieron enorme impulso durante la grave crisis iniciada en el 2008. Se exprimieron las posibilidades presupuestarias para destinar recursos públicos a paliar la situación de los trabajadores sin empleo. Pero no se establecieron o no se protegieron suficientemente los sistemas de control que demandaba una situación de emergencia laboral como la que se vivió. Cito un par de párrafos de mi libro (pg.49), que vienen a cuento:

Por puro sentido práctico, tenemos que asumir que la virtud radica, en último extremo, en la falta de oportunidades. Si dejamos que una persona, por muy honesta que sea, esté mucho tiempo en contacto con los privilegios que ofrece el poder, le facilitaremos demasiadas ocasiones para que deje de ser virtuosa.

Además, si forma parte de una elite con fuerte capacidad de autodefensa, lo que promueve un cierto efecto manada en la copia de malas prácticas, el riesgo de perder la santidad cívica es excesivo para la resistencia a las tentaciones de la que disponen muchas personas. Por lo que pueden caer directamente en prácticas corruptas o tolerarlas en otros, aunque no las practiquen. 

En Andalucía se dio la tormenta perfecta: un partido hegemónico, muchos años en el poder, vinculación sindical histórica y un paro que afectó a muchos más trabajadores que en cualquier otra parte de España. Ocurrió lo que era casi inevitable. Es bueno y muy necesario que se castigue a los culpables del desaguisado, pero no olvidemos que hay que revisar permanentemente y perfeccionar los sistemas de control, y promover la división de funciones y la renovación de los responsables políticos. Sobre ello insisto mucho en el libro y propongo acciones concretas.

En los años de la Gran Recesión se vivieron otros casos que guardan relación con el de los ERE de Andalucía. A menor escala, hubo numerosas irregularidades en, por ejemplo, los cursos de formación para parados, que salpicaron a otras CCAA, otros partidos, sindicatos y patronales. También hay sentencias condenatorias sobre este asunto, que ya hemos olvidado.

El titular que me salió no es muy afortunado. Pobres eremitas, ellos que vivían aislados y con casi nada, mezclados, vía semántica, con aficionados a juergas pagadas con dinero destinado a ayudar a los parados . Pero ya ha habido tantas informaciones sobre el asunto que no he podido resistirme a la idea de reflejar que aquello fue una auténtica organización, una orden EREmita, con profetas, sacerdotes, hermanos y fieles, estructurada para detraer fondos públicos de manera sistemática.  

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2 comentarios

  1. Tsmbién en ests ocasión estoy muy de acuerdo con lo que dice Enrique Sáez sobre el vergonzoso y vergonzante caso (digamos) de los ERE. Tanto, que incluso comparto su autocalificación de «no afortunado» respecto al titular de «Orden EREmita»…
    No voy a abundar, por no alargar, sobre el origen, desarrollo e inconcluso desenlace de tan oprobioso escándalo, tanto por oarte de quienes lo materializaron (brazo ejecutor) como para los que se beneficiaron directa o indirectamente, hicieron dejación de responsabilidad «in vigilando» o sostuvieron (personal y/o institucionalmente) su poder y pribilegios asociados, durante decadas mirando para otro lado, aunque muy conscientes de los albañales que les daban soporte, mientras farisaicamente se banagloriaban de ser depositarios de centenaria honradez, señalando, eso si, los muchos vicios y defectos ajenos.
    Y es que, aunque deleznable toda corrupción, no deja de ser «jerarquizable», y no solo por el montante de lo defraudado o permanencia en el tiempo, sino en función de quienes son los MAS DIRECTAMENTE perjudicados.
    Y llegados aqui, el ranking de indignidad es dificilmente superable cuando las victimas son los propios parados y sus familias, a quienes se presume de querer proteger, como en ocasión precedente, pero inolvidable, lo fue saquear los fondos destinados a amparar a los huerfanos de la Guardia Civil.
    Como se puede deducir no estamos en ésto ante modernos Robin Hood, sino frente a una organizada y permanente trama para la rapiña e instrumentalizacion de la misma, que haría sonrojar hasta a las peores cuadrillas de bandoleros de Sierra Morena.

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