Esta ciudad ha sido pródiga en mujeres destacadas como María Pita, Teresa Herrera, Isabel Zendal, Juana de Vega, Concepción Arenal, Rosalía de Castro, Fanny Garrido, Emilia Pardo Bazán o Sofía Casanova. Nacidas antes de 1870 aquí o en otros puntos de Galicia y vecinas de Coruña en algún momento de su vida, todas han tenido un papel muy relevante en tiempos donde les era muy difícil destacar.

En épocas más recientes la nómina se dispara y no quiero aburrirles con listas, pero debo mencionar a la coruñesa más insigne a nivel internacional, Zara, la modista que viste a la última moda a más mujeres en el mundo. Probablemente no hubiera pasado de sus primeros años, como su padre ha reconocido, sin los talleres de confección, sostenidos por miles de mujeres, que había en Galicia y también en el área de Guimaraens, que fue parte de la Gallaecia romana. Esta infraestructura fue la base de lo que se llamó “moda gallega”

Aquí tenemos la primera pista de esta riqueza en nuestra historia local. En Galicia, que también tiene nombre de mujer, ellas han tenido más autonomía y un papel más relevante que en otras zonas. Son raíces de tipo etnográfico y tienen que ver con la prioridad cultural de la fecundidad, sobre otras virtudes, como la castidad, más preeminentes en el resto de la península.

Algo que empecé a ver siendo adolescente y luego confirmé al conocer el trabajo de algunos etnógrafos. En el año 61 estudiaba en el Colegio de los Dominicos y, por alguna razón que se me escapa, la orden decidió hacer una encuesta sobre la gente que acudía a misa. Me tocó colaborar, haciendo preguntas a los que se disponían a entrar en el gran templo barroco. No he olvidado una de aquellas encuestas que protagonizó una mujer. Se avino a contestar al cuestionario y cuando llegué a estado civil respondió: soltera. Un chico formado en un colegio tradicional, que pensaba que para tener hijos había que estar casado, vio la oportunidad de saltarse la siguiente cuestión, así que le dije: “Entonces, hijos no”. Me contestó rápidamente: “sí, tres”. Quedé viendo visiones, se abrían a mi curiosidad espacios de investigación que ya nunca abandoné. Lo interesante es que aquella señora entraba tranquilamente en la iglesia, cubierta con el velo, y se podría haber callado. Pero no, contestó con orgullo de madre prolífica.

Una escena difícil de entender en otras partes de España, más en pleno franquismo. Un planteamiento vital muy arraigado que choca contra la doctrina de la propia Iglesia, y sorprende que se mantenga en una zona en la que esta tiene una presencia muy notable, por el papel de Santiago de Compostela y de los numerosos monasterios que cubren su geografía.

Al protagonismo femenino en Galicia se sumó la dinámica económica generada en la ciudad desde el S XVIII por el comercio con América y el Norte de Europa, que introdujo el pensamiento liberal y hábitos más desarrollados. La presencia de la nobleza era residual y las mujeres de la burguesía recibían buena educación, como atestigua que algunas de las citadas en el primer párrafo eran destacadas políglotas. Una influencia beneficiosa que reforzó elementos culturales preexistentes en el sitio más idóneo para difundirse: la mayor área metropolitana del sur de Europa, sin obispo residente.

Me interesa mucho analizar el papel de las mujeres, el libro que sirve de base al blog titula uno de sus cinco capítulos “la libertad de las mujeres”. En él se resalta que se trata del mayor desafío del S XXI en el ámbito de los derechos humanos y que si hay que elegir un solo baremo para comparar el desarrollo social de distintos países, el más ajustado es el de los derechos e igualdad de oportunidades de que gozan las mujeres. También se valora el papel de las religiones como trasmisoras de valores que justifican la dominación masculina . Parece que la católica, una de las más recalcitrantes en asignar funciones directivas a las creyentes, está pensando en empezar a cambiar ese atavismo que marginaliza el relevante papel que tuvo en el pasado.

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1 comentario

  1. Interesantísima la visión que das, Enrique. Y de lo más oportuno escribirlo y leerlo un 8 de Marzo.

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