Avec des dépenses de santé comparables à la France… et une souplesse liée aux structures fédérales, l’exemple allemand pose aussi des questions sur la bureaucratie et la centralisation du système français.

Creo que se entienden bastante bien esas últimas frases del editorial de Le Monde del pasado lunes, titulado “Coronavirus: sacar las lecciones del ejemplo alemán”. Soy un seguidor de la política francesa desde hace tiempo, me interesan sus debates sobre la forma en que están organizados. Son conscientes de que necesitan acometer una fuerte regionalización, pero les pesa la tradición jacobina y la íntima relación entre los grandes cuerpos de funcionarios y los dirigentes políticos.

El libro que sirve de base a este blog da importancia central a las formas en que estamos organizados los humanos. Los modelos organizativos, como sabemos los que trabajamos en el mundo de la empresa, no son neutrales. Afectan a los comportamientos colectivos y pueden favorecer indeseadas acumulaciones de poder e ineficacias en el funcionamiento. Los franceses ya saben que los sistemas federales son, al mismo tiempo, más eficaces y más baratos.

Los resultados en la lucha contra el coronavirus, el motivo del editorial del periódico de París, ilustran bien las diferencias de eficacia entre las dos formas de organización política. En cuanto a su coste, me remito al dato que recojo en mi libro: en 2017 el gasto público francés representó un 56,5 % de su PIB, en el caso de la República Federal de Alemania fue del 43.9%. El sistema jacobino es malo y caro.

Los franceses han dado algunos pasos para acometer la profunda descentralización que precisan. Lo primero que han hecho es reducir, desde enero de 2016, el número de regiones de 20 a 15. Lo segundo que tienen previsto (les da algo más de vértigo) es eliminar sus departamentos (provincias). Son coherentes, si quieren una descentralización eficaz necesitan regiones fuertes, sin interferencias de otras agrupaciones territoriales.

Ayer Francia llevaba 21.237 fallecimientos a causa del COVID-19, contra 5.315 de Alemania. El centralismo está costando demasiadas muertes. Llega tarde a los problemas por lo que tiene que aplicar medidas más contundentes y, luego, no sabe regularlas por territorios, lo que aumenta el sufrimiento innecesario y el negativo impacto económico.

España es un país que tiene una Constitución indefinida en cuanto al modelo territorial: un sistema casi federal, las CCAA, montado sobre uno centralista departamental, las provincias. Deberemos abordar un debate serio, con números y ejemplos sobre el camino a seguir. Es el asunto más importante que tenemos y habrá que admitir todas las consecuencias. No es un tema de principios o de amor a la patria, como tanto nos gusta argumentar. Desde que se aprobó esa Constitución vamos hacia atrás: persistente recentralización, apoyada en el sistema político-judicial que, en esto, representan el pasado.

Ya les gustaría a los franceses disponer de nuestra base institucional para acometer una fuerte regionalización. El modelo que demanda la democracia, la eficacia y la protección de la diversidad. Más aún dentro de la Unión Europea, que va asumiendo, poco a poco, funciones importantes del Estado central.

……………

Por cierto, me pregunto por qué no van al colegio los niños de El Hierro, entre otros. Tendrán que esperar a que puedan ir los de Madrid o Barcelona. Me parece un escándalo que se les esté causando un daño innecesario. 

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2 comentarios

  1. Considero que, globamente contemplado, lo que nos dice el Sr. Sáez no se aleja de la realidad deseable. La eficiencia y la eficacia alemana aventaja claramente a la observable en Francia. Pero sin entrar en otros detalles de complejo análisis, hay uno «primario». Se están comparando todas las ventajas de un Estado federal con competencias bien definidas, que no se solapan ni interfieren sustancialmente con las del Gobierno central, con otro centralizado que arrastra rigideces y complejos provinientes de un inostenible mito fundacional (la «Grandeur» de las IV y V República) del que no se dan desprendido y condiciona las necesarias reformas que a todas luces precisa para «ponerse al día». Ambos modelos están tan distantes que no son comparables.
    No se trata pues, a mi juicio, de una confrontación centralización versus descentralización, sino de hacer posible lo necesario de la mejor forma posible, evitando estériles y costosas duplicidades basado en el principio de subsidiariedad, sin que ello atente, sinó que refuerce, la unidad nacional.
    El «modelo» de España, efectivamente indefinido, creo que debe ser revisado pues tiende a quedarse en un estadio intermedio en el que se de lo peor de cada uno de los anteriormente citados. Alemania me parece el mejor referente.

    1. Autocorrijo algo mal expresado.
      Quise decir, en el penúltimo párrafo… sino de hacer posible lo necesario de la mejor forma, evitando estériles y costosas duplicidades, basados en el principio de subsidiareidad…

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